De un tiempo a esta parte, los chilenos debemos compartir nuestras vidas con un compañero que, simplemente, no es bienvenido en ningún lugar, excepto en el gobierno: el precio de la bencina.
Y es que resulta importante aclararle a la ciudadanía el por qué los costos del combustible hoy se encuentran por el cielo, así como expresar también la incapacidad que el Ejecutivo ha tenido para sobrellevar esta situación, actuando con la más completa inoperancia.
Si bien es cierto las sostenidas alzas que se han producido forman parte de un fenómeno internacional, el dirigir toda la responsabilidad de lo que hoy vivimos sólo a ese hecho es, evidentemente, una tremenda injusticia.
La comunidad debe saber que el gobierno ha repetido una y otra vez la negativa a las distintas propuestas hechas por personeros de oposición que buscan entregarle a los chilenos bencinas a precios razonables.
El impuesto específico que todos pagamos cuando adquirimos combustibles fue diseñado con el propósito de mejorar la calidad vial de nuestras rutas, mejorando las carreteras y entregando un buen servicio a los automovilistas que las usaban.
No obstante, al iniciarse el proceso de concesiones, dicho impuesto no tenía razón de ser y la tozudez de los gobiernos de la Concertación lo ha transformado sólo en una manera sostenida de juntar dinero para las arcas fiscales. Tal es el problema, que de cada 10 mil pesos, 4 mil son sólo impuestos que se lleva el Ejecutivo.
El país completo reclama por combustibles más baratos, el gobierno se olvida de su función y decisiones como el no intervenir en este conflicto lo único que hace es dañar a la ciudadanía.
Rodrigo Sandoval Terán
Concejal de Chillán
No hay comentarios.:
Publicar un comentario